La cultura aymara comparte un idioma en el que un mismo termino tiene varios significados según los contextos de enunciación. Esto permite combinaciones que se articulan en figuras opuestas pero que en un espacio diferente, se complementan. Esta relación define un equilibrio a la vez que un dinamismo entre dos mundos, el mundo de los cuerpos materiales y el mundo de los significados espirituales. Esta lógica no binaria expande nociones como el tiempo y el espacio a una zona gris intermedia, a un corredor que permite entender los opuestos como simultaneidad.

Desde la fotografía, esta zona gris permite la expresión de paradojas sociales, culturales y económicas que se dan, por ejemplo, en la vida de los descendientes de aymara en la urbe; aspecto especialmente significativo son las prácticas rituales en contextos urbanos marginales de la ciudad de Arica. La construcción narrativa de este trabajo asumirá este principio como eje central para la construcción de sentido en el conjunto fotográfico.

El manque pacha sería lo de abajo, lo oscuro, la muerte, pero en sincronía con lo luminoso arriba. El lugar de la transformación (la zona gris) sería el espacio que trabajaría la edición fotográfica en este caso, en consecuencia, con la posibilidad de ampliar la serie a los otros espacios de significación que completan la dinámica de la cosmogonía aymara.

Fotografía: Rodrigo Villalón
Edición: Rodrigo Villalón, Carla Möller
Texto : Carla Möller
Diseño y Diagramación : Vera Lucía Jiménez
Supervisión impresión : Carolina Zañartu
Gestion y difusión: Fernando Rivera
Ediciones Challa